
La borrasca Filomena nos dejó esa nevada que tampoco ha sido tan exagerada como cuentan los telediarios.
Me contaba mi padre que un año les pilló una nevada en Alfarillo y para poder salir de la cabaña tuvieron que romper la pared de nieve que se formó en la puerta. Estuvieron como una semana y cunado se les acabó la comida tuvieron que coger el camino a casa con la nieve pegando en las tripas de las caballerías y hasta que no llegaron a Portimayor no disminuyó la altura de la nieve.